viernes, 5 de noviembre de 2010

La nueva huella de Adica...



La huella del ser humano es siempre única debido a su forma y al tiempo-espacio donde se produce. Cada curva, cada trazo, cada hueco o silencio dactilar habla del recorrido realizado convirtiéndose así en una huella tierna, dulce y sin marca… joven, sinuosa y atrevida… o en una marca rasgada y madura con vertiginosos precipicios. Es estampada para siempre o por segundos. En tierra o hielo. Por presión o pintura. Es una huella psicológica y sincera, sobre todo si está desnuda.

Esta señal de vida, de paso, de crecimiento, puede mostrar una sola trayectoria: la tomada de forma intransferible por cada uno de sus creadores. Con sus aciertos y errores la elección la realizamos a cada instante, inconscientes de dirigirnos hacia uno u otro estadio, mental y físico. Estos pasos que vamos dando nos conducen por senderos exclusivos, construidos gracias a las capacidades diversas del ser.

Una huella habla de cómo somos; por dónde pasamos y por qué. Una señal con horma individual o colectiva que puede ser moldeada por nuestro andar, nuestra postura corporal, nuestra forma de pensar y actuar.

La nueva huella de Adica es descalza, sin zapato. De todos los colores. En busca del yo sincero, tiene como principio fundamental mostrar y reafirmar las capacidades más dispares e increíbles del ser. Unas capacidades que nos diferencian y nos hacen especiales porque son, por suerte, infinitamente diversas.



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